A diferencia de muchos otros países, Brasil no está dispuesto a dejar que el desarrollo de sus áreas costeras arruinen el entorno natural y la ecología con la que ha sido bendecido; tal vez alentado por la publicidad negativa de tantos años acerca de la región amazónica.
Por eso, todas las construcciones están gobernadas por la sensibilidad ambiental y solo se permiten si cumplen con todas las medidas locales, según las preocupaciones ambientales de cada área. Estas son buenas noticias para los dueños de propiedades, ya que el sobre desarrollo no esta permitido, asegurando que las áreas costeras estén construidas con buen gusto y de manera responsable con la naturaleza.